Colegios privados de Guatire enfrentan un promedio de 45% de morosidad

Carlos Subero.-

Conseguir una buena educación para los hijos no siempre depende de las manos de los representantes. Disponer del dinero y estar siempre al dí­a con los pagos es una bendición que muchos colegios agradecen, pero no todos tienen la misma suerte. En estos momentos, una buena educación pasó a depender de los demás.

La situación para los representantes se ha puesto complicada con el pasar de los tiempos. La facilidad para obtener los ingresos suficientes para cumplir con los pagos correspondientes, sea para la educación, los alimentos o hasta incluso para la salud se vuelve difí­cil. Llega al punto de verse en la necesidad de tener que llegar a sacrificar algunos de estas tres opciones para poder cumplir con las otras.

Esto lo confiesa una madre de nombre Mirly que trabaja desde hace 7 años en la parte de vigilancia y es la encargada de la puerta en la Unidad Educativa Privada Doña Benilde. En sus inicios en la instalación a ella le alcanzaba para sostener todas las necesidades básicas en su casa, teniendo a su primogénito en una escuela pública.

Pero desde hace dos años su hija se graduó de primaria y se vio en la obligación de inscribirla en la misma escuela donde trabaja ella. En sus inicios no se le complicó tanto en la parte de los pagos, pero en el último año todo se puso más cuesta arriba, según afirma.

Ante la situación, el liceo puso cartas en el asunto y tomó la decisión de becar a todos los hijos de los trabajadores que se encuentren estudiando allí­. Esto los ayudó mucho y aseguran que le dio un respiro en el aspecto económico.

La directora del liceo Doña Benilde, Berlinda Navas comentó que la situación de morosidad es alta. Actualmente en el último estudio que realizaron dio como resultado que el 80 por ciento del estudiante está en estado de morosidad.

“Esto es inaudito, tenemos varios aires acondicionados dañados sin poder repararlos, y cada uno puede costar más de 300 dólares. Con esta morosidad ¿cuándo vamos a poder tener aire acondicionado de nuevo? ¿Los servicios ? No podemos ofrecer el mejor servicio a los estudiantes porque no tenemos con qué”, recalcó.

Este escenario obliga a los docentes a dar clases en salones con 40 estudiantes en donde el aire que fluye es caliente y las altas temperaturas se hacen sentir en su máximo esplendor, indicó la directora.

Navas finalizó que para poder mantener a los docentes intentas realizar ajustes en los pagos de los docentes y así­ protegerlos de la crisis que vive el paí­s, indica, a sabiendas que esto es cuesta arriba.

En las cercaní­as del Doña Benilde se encuentra el Ciudad Fajardo, de Guatire. La coordinadora de disciplina, Belquiz Gutiérrez, acepta que luchan contra este fenómeno desde hace ya un tiempo.

Ellos proceden citando a los representantes para conocer la situación ante la falta de compromiso puntual con el pago. Los directivos siempre andan alerta para atacar este fenómeno. Al final, siempre se llega a buenos términos y consiguen ponerse al dí­a.

“Dentro de los colegios en Guatire, el Fajardo es uno de los más económicos. Por eso es muy demandado. Resulta atractivo para las familias que no quieren tener a sus hijos estudiando en una escuela pública y buscan la alternativa de tenerlo en uno privado por la calidad educativa que esta le pueda dar”, indicó.

Teniendo todo esto en cuenta, se pueden encontrar todaví­a a padres que se le complican proceder con el compromiso del liceo, lo que los obligas a crear estrategias para poder ayudarlos otorgándoles prórrogas, convenios, entre otros iniciativas. La morosidad actual alcanza un 30% y esta ha estado en aumento con el pasar de los años, con un promedio de 3 por ciento de aumento por año, indicó la profesora.

Gutiérrez recalcó que ha existido ocasiones que culminan el año escolar y para poder reinscribirlo en el próximo tienen que cancelar por completo el perí­odo anterior, lo que ha repercutido en la cantidad de estudiante que se encuentran actualmente porque muchos se ven en la obligación de retirarse.

“El número de estudiante ha pasado de estar en un alrededor de 42 alumnos por salón a 35 en el actual año escolar”, finalizó la profesora.

La Unidad Educativa Gloria y Libertad tampoco escapa de la morosidad. Esta alcanza el 50%, según afirmó  la coordinadora administrativa Mercedes Rodrí­guez, que resaltó que la prioridad siempre es estar al dí­a con sus trabajadores, así­ se tengan que hacer “muchas cosas” el pago siempre va de primero.

Nosotros estamos consiente que muchos dependen de su sueldo y si queremos mantenerlos hay que pagarle a la hora”, comentó, recordando que en una oportunidad sufrieron una demanda por no tener el suficiente capital para costear los sueldos, lo que los obligó a pedir a los padres que estaban al dí­a cancelar el año completo por adelantado para así­ cumplir con sus responsabilidades.

Este escenario llevó a la institución a cerrar la parte de secundaria después de veinte años de tener esta etapa por no disponer de la cantidad de docentes que se requieren, quedando nada más con preescolar y primaria. “Solo nos quedan los de quinto que se gradúan este verano”, agregó.

Recordó que en alguna ocasión el colegio consideró la opción de pedir ayuda al ministerio por medio de un subsidio. Pero las experiencias de otras casas de estudios (como la Unidad Educativa Carmen Istúriz o Nuestra Señora del Pilar que terminó cerrando sus puertas) hizo que se declinara la idea. Esto porque, según confesaron, no paga a tiempo a los docentes y creaba un problema.

La administradora de la Unidad Educativa Privada Doctor Pablo Valera, Roraima Cruz, cree que estas situaciones ocurren por el descuido de los representantes. Siempre ha buscado aconsejar a los representantes de arroparse hasta donde la cobija le llegue.

Pero en ocasiones no todo lo que se cuenta parece concordar con lo que se ve. En los pasillos muchos profesores observan con “incredulidad” a los estudiantes lucir (lo que en teorí­a es difí­cil de adquirir ganando sueldo mí­nimo únicamente) objetos o prendas de ropa de altos costes.

“Podemos ver a los alumnos venir con zapatos de marca, con zarcillos, con teléfonos caros o relojes. Si fuese en realidad que no tuviesen dinero para pagar, no podrí­a tener un teléfono Redmi8 o IPhone 11. Es contradictorio”, mencionó Cruz.

Observan que algunos alumnos pueden gastar más de 150.000 Bs a la semana en la cantina y deben casi un millón en mensualidad. Algo que a su parecer no concuerda con la realidad.

La administradora afirma que hay momentos que le piden prestados a los mismos socios para poder salir al paso, lo que los obligan a comprometerse a pagar en el lapso de un año, cuando los representantes cancelen el año escolar culminado completo.

Nosotros queremos cumplir con nuestras obligaciones, pero no podemos tampoco dar un servicio gratis. En ese caso tendrá que inscribirlo en una escuela pública, no hay otra”, culminó.

Estas situaciones que viven estas cuatro casas de estudios, una más difí­cil que otra, son “estresantes”, pero siempre buscan soluciones priorizando no perjudicar al alumno. En todos los casos siempre se consiguió un factor común y es el cumplimiento con los pagos a sus trabajadores de manera puntual.

Al no ser la morosidad algo nuevo, todos han buscado tener siempre un apoyo cuando la situación lo amerita. Y así­, salir siempre al paso para poder mantener la infraestructura y el servicio en general.

*Carlos Subero es estudiante de la Universidad Monteávila

 

 

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