Hace 30 años hasta las balas perdidas dieron en el blanco

Vicente Corostola.-

1983

Luis Herrera Campins era el presidente de turno. El viernes se volvió negro. Como se volvieron negros los otros dí­as de la semana. Una cosa llamada control de cambio le hizo un agujero a la telita de todos los bolsillos. El bolí­var se desinflaba como un globo de piñata mal anudado. El “¡ta’ barato!, ¡dame dos!” empezaba a ser cosa del olvido. El sistema monetario quedó entre las manos del Búfalo y el Cochino. Cada quien se parapeteaba como podí­a. La tormenta apenas comenzaba. El diluvio universal estaba por caer.

Vino el cambio de turno con nuevas elecciones. Aquello siguió siendo la misma vaina. Llega Jaime Lusinchi con todo y secretaria.

“Y los que andan de cuello blanco son los peores / porque además de quemarte se hacen llamar señores / tienen amigos en altos cargos muy influyentes / y hay algunos que hasta se lanzan pa’ presidente”

1989

Es el turno de Carlos Andrés Pérez. El llamado paquete económico se activa. Los precios comienzan a subir como las espumas de las cervezas artesanales. La gasolina explota y el pasaje del carrito por puesto también. La onda expansiva siguió a las bodegas, a los abastos, a los supermercados. No hubo ni el ¡sálvense quien pueda! El pueblo arremetió con todo. Asaltó cuanta tienda se encontró en el camino. Unos se llevaban la mitad de una vaca sobre el cuello, otros, “televisores con teclas”. La destrucción fue total. La Caracas del valle quedó como trapo e’ coleto. La calurosa Guarenas achicharró al tanque más valiente. Se implanta el toque de queda. Alliegro se hizo Alighieri en los cantos al infierno. Los militares salieron a “esa” guerra. Las garantí­as constitucionales fueron suspendidas. El Plan ívila se activa. Ni el Barrio Moscú se salva. Ni tampoco el pequeño Rodilla e’Chivo. Hasta las balas perdidas dan en el blanco. El pandemónium se desata dejando caer a más de uno a los pies de La Sultana. El pueblo más adolorido convirtió “El Caracazo” en su pequeña victoria.

“Por estas calles la compasión ya no aparece / y la piedad hace rato que se fue de viaje
cuando se iba la perseguí­a la policí­a / oye conciencia mejor te escondes con la paciencia”

La descomposición social se aferró a lo que quedaba de paí­s. El pueblo se cansó de los privilegios de unos pocos. Todo esto amalgamó lo que aún estaba por venir. El golpe de estado encabezado por Hugo Chávez. La búsqueda del Mesí­as que no fue. Y la cachetada en toda la jeta a los que no han aprendido nada después de treinta años y pico.

“Por estas calles hay tantos pillos y malhechores / y en eso sí­ que no importa credo, raza o colores / tú te la juegas si andas diciendo lo que tú piensas / al hombre bueno le ponen precio a la cabeza”

*Vicente Corostola es profesor de la Universidad Monteávila

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