2017: Año saturado de superhéroes

íngel Fernández.-

Thor: Ragnarok recaudó más de 500 millones en taquilla.

Los estudios de Marvel y el universo de DC son los grandes contendientes que acumulan de manera aparatosa gente abarrotada a puertas de todos los cines en el mundo. El 2017 fue testigo de grandes apuestas y otras no tan exitosas propuestas filmográficas, marcadas por efectos especiales y súper poderes.

Marvel se apodera de un trono que se ve lejano a la franquicia que dio luz a la reciente Liga de la Justicia, pero en ambos universos se generan ganancias exorbitantes que solo dan luz verde a un cúmulo de nuevas entregas. ¿La amenaza? Los cí­rculos viciosos de las formulas reiterativas, universos sin reinvención que aburran a sus audiencias de sólida apariencia.

Mil 519 miles de millones de dólares, 527,7 millones de dólares, 872,2 millones de dólares, 821,8 millones de dólares: Los Vengadores, Thor Ragnarok, Batman V. Superman, Wonder Woman. Los números dispuestos representan la caja acumulada en taquillas por cada una de las pelí­culas respectivamente.

Indiferentemente de que pelí­culas de calidad académica se hagan esperar, los superhéroes son capaces de cargar con masas incalculables de gente cuando se viene un estreno de alguna de las dos colosas. Marvel en su alianza con la casa productora de Disney, y DC en su alianza con la mí­tica Warner Brothers, les afianza gracias a un marketing exhaustivo cantidades ostentosas de dinero en sus arcas.

Ya han quedado de lado las esperas de esa pelí­cula que rompe la taquilla, Como en tiempos de “Titanic”, o viendo más atrás hacia “Lo que el viento se llevó”, y se han reemplazado por tragamonedas de la actualidad como El Hombre araña o la Liga de la Justicia. La taquilla pertenecerá a los superhéroes durante muchos años, las esperas interminables ante los primeros tráilers del próximo superhéroe serán pelí­culas de cansina repetición.    

Marvel se ha convertido entre todas las convenciones que dan a la franquicia vida propia en una apuesta que apunta a la comedia, combinada a la acción atribuida a situaciones heroicas. Combinar el ridí­culo con las proezas únicas de un héroe ficticio se avista en tres grandes ejemplos, como lo son Guardianes de la Galaxia, Deadpool y ahora Thor: Ragnarok. Exceptuando a memorables propuestas más noir como Logan, Se entiende que Marvel se está reinventando para conseguir una nueva forma de entretenimiento, sin abandonar el universo que desde el comienzo encantó a millones.

DC es un universo que desde la trilogí­a del hombre murciélago de Christopher Nolan, han encontrado bifurcaciones de mal camino con propuestas como las de Zack Snyder. Las explosiones, el humor sin gracia, la marginación del personaje secundario y la saturación de protagonismo dentro de escenarios de CGI crudos, se vuelven parte de un universo oscuro. Los cúmulos de errores han sido indiferentes a las abultadas taquillas, pero el sí­ntoma se detecta en el uso de humor que termina pareciendo una imitación del estilo que pretende como transición la franquicia adversaria.

En el camino de Nolan se tení­a una propuesta oscura, de efectos prácticos y bastante realismo, ausencia de comedia y una cuidada construcción en cada uno de los personajes. En la propuesta del británico se podí­a ver una verdadera contracara al universo de Marvel. Más adelante se vio cómo fueron sustituidas todas estas costumbres de trabajo por unas que parecen apostar al “Bayhem”, aquella metodologí­a y estilo que nace de los proyectos bajo la mano de Michael Bay (Transformers).

La convivencia en adversidad entre ambos universos hace que cada cinta se vuelva mejor y coseche cada vez más. Thor: Raganarok fue para muchos una de las mejores pelí­culas de los estudios representados por el caricaturista Stan Lee. Desde otra perspectiva, más allá de los varapalos crí­ticos a la Liga de la Justicia, se reconoce que es una pelí­cula que mejora a El escuadrón suicida o Batman Vs. Superman. La tensión hobessiana que genera progresos es un factor valorable para entender porque este trono es temiblemente longevo junto a las entregas animadas de Pixar por venir.

El riesgo que corren estas franquicias es estancarse en cí­rculos viciosos. Marvel está corriendo en mudanza hacia entregas cómicas. Más allá, debe tomarse de la mano a las excentricidades ilimitadas que se pueden conseguir gracias a la apertura que otorga este universo de posibilidades.

DC Universe debe liberarse del espectáculo viciado y del chiste fácil (y malo), llenar más a sus personajes de facciones internas y externas que generen una empatí­a más fiable. Pareciera que encuentra el camino, no obstante, carga con el peso de un Joker espantoso como el de Jared Leto y su pandilla de villanos insí­pidos.

En fin, deben de deshacerse de los males del pasado y tomar nota marchando a una reconstrucción de la propuesta cinematográfica, referida a un regreso a clásicos como la trilogí­a de Batman más recordada, así­ como aquellas cintas de Christopher Reeves en papel protagónico como Superman. Algunas de las referencias para sacar papel y lápiz para volver a las raí­ces.

La madurez ante los fines de ciclo es asumido por los vengadores, Los héroes de DC aún no ven la hora de romper el papel y reescribir la ruta.

íngel Fernández ([email protected]) es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila

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