Videojuegos en revolución

Alexandra Ranzolí­n.-

Se nos ha ofrecido libertad ¿quién es capaz de otorgarla?

En la actualidad el Padre de la Patria, como afirma Francesco Martí­nez Hoyos (2016, p. 162), con la ubicuidad que distingue a los dioses, aparece en todas partes. Su nombre se halla lo mismo en teléfonos móviles y ordenadores que en la Orquesta Sinfónica dirigida por Gustavo Dudamel. Sirve también para bautizar un satélite de comunicaciones, el VENE- SAT-1 Simón Bolí­var. Sin embargo, ¿hay un conocimiento real por parte del chavismo de la vida de su héroe? Tanto ha estado Bolí­var presente y arraigado en la historia venezolana de forma emocional que, como señala José Mora-Garcí­a (2005), se convirtió en el comodí­n de todos los gobiernos. “Bolí­var ya no es un sueño a alcanzar, está al alcance de la mano” (Mora-Garcí­a, 2005, p. 16).

En el año 2015 salió al mercado El Sueño de Bolí­var, videojuego de género plataforma diseñado para utilizarse en los dispositivos del proyecto Canaima que opera en las escuelas nacionales venezolanas. Posteriormente, la aplicación migró a Android bajo el nombre de Súper Bolí­var para alcanzar mayor público. El objetivo del videojuego es contar la historia de los héroes venezolanos en su lucha por la independencia del mando español, procurando presentar los acontecimientos de una manera novedosa y sin violencia -tal y como lo señala la Ley para la prohibición de Videojuegos Bélicos y Juguetes Bélicos promulgada en 2009.

Un aspecto que se entrecruza en Súper Bolí­var tiene que ver con la figura del “Bolí­var Libertador” enmarcado en el imaginario venezolano. Simón Bolí­var es exhibido como imagen del poder polí­tico y también como el dueño del corazón del pueblo. Súper Bolí­var es una iniciativa que brinda la posibilidad de transmitir los valores patrios y la historia de Venezuela, sin embargo, tanto el contenido conceptual, como los aspectos técnicos referidos a las mecánicas del videojuego resultan limitados, por lo cual su poder educativo también se encuentra disminuido.

«Queremos presentar a Súper Bolí­var, un súper héroe que va a vencer a Spiderman», señaló Ray Acedo uno de los desarrolladores de la aplicación en entrevista al diario El Universal (Carolina Contreras, 2015), pero para el año 2017, Súper Bolí­var mantení­a en Google Play Store (2018) un récord de 10 mil descargas, cuando videojuegos como Super Mario Run -uno de los más populares en 2017- contaba con descargas de entre 50 a 100 millones de usuarios. Súper Bolí­var al parecer ya no se trata de un héroe que responde a la figura tradicional de El Libertador que, como afirma Mario Briceño-Iragorry (2005), genera más conmoción que una mirada reflexiva y crí­tica; sino que es un superhéroe con facultades extraordinarias que superará a una figura cargada de simbolismo y que se ha integrado con mayor fuerza a la historia de los últimos tiempos: la lucha contra el imperialismo. Las cifras de descarga del videojuego, en comparación con otros desarrollos en el año 2017, no parecen apuntar a esa victoria por los momentos. Aunque los desarrolladores de El Sueño de Bolí­var niegan el tener alguna afiliación con el oficialismo, el videojuego constituye un producto patrocinado por el gobierno venezolano –Fundayacucho y el INCES–.

Por otra parte, en los videojuegos, como en cualquier medio, los contenidos no son azarosos sino intencionales. Partiendo de esta premisa, no son en vano los múltiples esfuerzos por alfabetizar a las audiencias infantiles y juveniles con la finalidad de brindarles herramientas que les permitan interactuar con criterios claros y no para evadir las propuestas que surgen de sus pantallas, sino para juzgar los aspectos que esencialmente favorecen el desarrollo integral de su personalidad, y tomar las decisiones pertinentes con respecto al uso de estas pantallas. En este sentido familia y escuela, también alfabetizados, son claves en esta ecuación educativa y forjadoras de la libertad personal.

Los medios digitales han puesto en escena nuevas formas a través de las cuales las actuales generaciones se relacionan con la realidad, presentando miradas y significados que van modificando también los patrones culturales en los cuales se insertan las sociedades, así­ como estableciendo novedades en cuanto a los criterios que se emplean para la emisión de juicios y la toma de decisiones que se efectúan sobre la realidad.

Y en cuanto al cuestionamiento inicial es posible retomar el pensamiento de Cervantes: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así­ como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres” Miguel de Cervantes Saavedra.

Artí­culo completo en Anuario ININCO, Vol. 29, 2017. Disponible en http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_ai/article/view/15018

*Alexandra Ranzolí­n es Decana de la Facultad de Educación de la Universidad Monteávila

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