El Centro de Estudios para la Discapacidad de la Universidad Monteávila (CEDISC) tiene una amplia historia de cursos, diplomados y programas de asesoramiento inspirados en su meta fundamental: modificar el contexto que rodea a la persona con discapacidad. Con base en la investigación, ha sido pionero en actividades de formación, es referencia educativa en Venezuela y otros países, y ahora lleva una oferta académica a las escuelas con enseñanzas a la medida de cada grupo.
Su directora, Selene Monteverde, licenciada en psicología y especialista en programas de asesoramiento y desarrollo humano, explica que a principios de 2022 diseñaron “esta nueva idea que trata de impulsar a la escuela inclusiva”, basada en el modelo “in company”, un concepto de formación que significa que es la academia la que se traslada a las organizaciones.
“En la medida en que los maestros, terapeutas, médicos y familiares entiendan que la persona con discapacidad que está en su ámbito tiene la posibilidad de desarrollar capacidades para ser independiente y participativo, también comprenderán que se necesita apoyo, redes y estrategias, y esto se podrá lograr en la medida en que formemos a la sociedad para que pierda los miedos y pueda ser más justa”, afirma.
¿En cuáles instituciones están desarrollando este modelo de formación?
Empezamos el año pasado con el diseño de los programas para la asociación civil Autismo Dejando Huellas, que atiende adultos con condición de autismo en Caracas. Es un enfoque distinto, porque son adultos, y nos llamaron para que asesoráramos al personal -maestras, psicólogos, etc. Es la primera vez que se trabaja la población adulta en Venezuela. Además, de los programas que estamos desarrollando en esta institución, en marzo empezaremos en el Colegio Los Campitos y en las escuelas alternativas de Petare promovidas por OSCASI.
Al mismo tiempo, tenemos un plan diseñado para escuelas del estado Aragua, que posiblemente se trabajarán el próximo año académico. Ya hicimos un primer acercamiento con charlas y talleres para maestros de instituciones públicas y privadas.
¿En qué se diferencian los programas que ya están en curso?
El de Autismo Dejando Huellas es un programa diseñado para formar en las dinámicas del adulto con autismo. En Los Campitos es una actividad enfocada a maestros, que después de la pandemia, se han dado cuenta de que las aulas son cada vez más diversas, por eso trabajamos distintas condiciones. En este nivel nos enfocaremos en contenidos que hacen referencia a las características del docente inclusivo, autismo, déficit de atención, emociones y diseño universal.
En las escuelas alternativas de Petare el programa es impulsado por el Colegio San Ignacio. Asistimos a las escuelas y todas las clases son presenciales. El programa para los educadores es otro diseño. Estas son escuelas para niños que no han estado escolarizados. No necesariamente tienen una discapacidad; sin embargo, podrían presentar situaciones cognitivas, por no estar dentro del sistema educativo. Es una experiencia totalmente distinta.
¿Cómo diseñan los programas de formación a la medida de cada escuela?
Primero, conocemos la institución, su visión, misión, qué es lo que requieren, cuál es su situación, normalmente con los directivos y especialistas. Después hacemos un focus group para detectar cuáles son las necesidades reales. Allí entonces diseñamos un programa de formación específico. Identificamos cuál es la población a la que nos vamos a dirigir y los contenidos adecuados.
Diseñamos el programa incluso con los tiempos y la frecuencia que ellos necesitan: una vez al mes, todas las semanas, la cantidad de horas, si es presencial, a distancia o híbrido. Con Autismo Dejando Huellas es mensual. En este momento tenemos un programa de 60 horas. Si ellos consideran que es necesario un segundo nivel, hacemos otro diseño hasta que lleguen a las 120 horas que se requiere para obtener la certificación de diplomado. Por ahora, su certificado va a ser de 60 horas. En Los Campitos es cada quince días, con bloques de 30 horas. Para llegar al diplomado tienen que hacer cuatro niveles. En las escuelas alternativas es una vez al mes, luego en julio tres clases seguidas. Todos estos programas van a terminar con el cierre del año académico. Para el período 2023-2024 empezaremos a abrir los segundos niveles de los que están en curso y los primeros niveles de otras instituciones.
¿Qué diferencia esta propuesta educativa de otras que se ofrecen en el país?
Nuestros programas abarcan asesoría, adiestramiento, intervención y todo esto termina generando un proceso de cambio en la escuela. Para levantar toda la información previa al diseño hay un proceso de asesoramiento. Igualmente, el intercambio durante las clases nos permite identificar nuevas necesidades y contenidos. En todos los programas se construirán bitácoras que es una forma de evaluación en la que el participante va explicando sus experiencias en la medida en que va avanzando el proceso de formación.
¿Quiénes integran el equipo docente?
Las que diseñamos y ejecutamos los programas somos Sylvia Silva, Tibaire Labrador y yo. Lisbeth Ortega es la coordinadora administrativa. Además, de la asesoría previa y el diseño, damos algunas clases. Para los temas especializados nos apoyamos en nuestra red de aliados. Una de las grandes fortalezas del centro es que hemos logrado aglutinar a la sociedad civil que está relacionada con la discapacidad y eso nos ha permitido tener una red muy grande. De hecho, el año pasado fundamos la Red Nacional de Discapacidad.