Cuenta el capítulo 2 del libro de Daniel en la Biblia: “En cierta ocasión, Nabucodonosor tuvo unos sueños muy extraños, y se quedó tan inquieto que ya ni dormir podía. Entonces mandó llamar a todos los sabios y adivinos que había en su reino, pues quería que le dijeran qué significado tenían sus sueños”.
En concreto, Nabucodonosor había visto una enorme estatua compuesta por diferentes metales: una cabeza de oro, brazos y torso de plata, muslos de bronce, y piernas y pies de hierro mezclado con barro. Luego, aparecía una piedra que golpeaba los pies de la estatua, haciéndola desplomar. Por último, la piedra se transformaba en una montaña que llenaba el mundo entero.
Daniel, joven profeta, es quien finalmente le revela el significado al antiguo rey de Babilonia: la estatua representaría el surgimiento y la caída de los imperios humanos.
El Pbro. Dr. Juan Carlos Ossandón Widow, doctor en Sagrada Escritura por parte del Pontificio Instituto Bíblico y profesor de Hermenéutica Bíblica de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, fue el ponente invitado de la conferencia “Una visión universal de la historia: el sueño de Nabucodonosor”, en la que explicó con más detalle el esquema teológico e histórico que guarda este episodio bíblico.
De acuerdo con Ossandón, para entender la visión universal de la historia que refleja el sueño de Nabucodonosor se debe tener noción del mito de la raza de Hesíodo. El profesor comentó que, según el poeta griego, primero existió una raza de oro en la que los hombres -aunque mortales- vivían como dioses. Luego vino una generación de plata, en la que se vivía un poco peor porque su carácter era más combativo. Después llegaría una raza de bronce, cuya vida era más difícil y violenta, propia de héroes. Finalmente surge una raza de hierro, en la que para Hesíodo “prevalece la injusticia, el desorden, la impunidad”.
El profesor señaló que esto corresponde a un esquema de decadencia, en el que siempre la humanidad va empeorando. Añadió que tuvo un éxito enorme en la antigüedad, y que se repitió con algunas variantes, entre ellas, el cambiar la idea de “razas” por “épocas” y “edades”. Así mismo, para algunas personas este esquema era cíclico.
“Si ahora estamos en el peor momento, estamos en la época de hierro, que es mejor porque quiere decir que está a punto de completarse el círculo y volveremos a la época de oro. Y por tanto, un esquema pesimista y de decadencia se transforma en un esquema de esperanza: si estamos muy mal, pronto estaríamos muy bien”, precisó Ossandón.
Relacionando lo anterior con el sueño de Nabucodonosor, la estatua que vio el rey en sus sueños está conformada por los cuatro metales del esquema de Hesíodo. El profesor Ossandón dijo que sería gracias a Heródoto, historiador griego, que los metales podrían asociarse a los cuatro imperios o reinos de la época: Babilonia, Media, Persia y Grecia.
Según el ponente invitado, el mensaje de Daniel a Nabucodonosor es que su reinado no durará para siempre, y aunque esté en su mejor momento y sea de oro, acabará y le dará paso al siguiente.
El profesor Ossandón apuntó que siguiendo este esquema, el quinto reino que permanece y surge tras el fin de todos los imperios humanos es el reino de Dios, que es también el reino de Israel.
“Siempre estamos cerca del fin, pero el reino de Dios intervendrá en la historia e instaurará un reino que durará para siempre. El reino de Dios dura para siempre, a diferencia de los mortales”, afirmó.
De igual forma, el ponente comentó que el mensaje del libro de Daniel es uno de esperanza teológica, ya que también hace alusión al fundamento de la esperanza cristiana, la resurrección.
Al finalizar la conferencia, Ossandón también recomendó leer la Biblia con ojos más allá de los devocionales, que reconozcan que contiene elementos de literatura de resistencia y hechos históricos.