En la actualidad, es reconocido mundialmente el valor económico de la propiedad intelectual y de su contribución al desarrollo económico. La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) destaca la importancia de la protección como un incentivo esencial para la innovación y la creatividad, y las estadísticas lo confirman.
“Los países que más generan innovación protegible son las principales economías del mundo, que cuentan con estados que reconocen la importancia del capital intelectual de sus sociedades y buscan incentivos para reconocer, proteger y garantizar los derechos que eso genera. Hace más de cuarenta años, por ejemplo, China estaba muy atrasado con respecto al número de patentes concedidas por año, y hoy en día es el país que más solicita patentes y protección sobre sus invenciones”, afirma Ricardo Antequera, director de la Especialización en Propiedad Intelectual.
Los avances tecnológicos han generado el aumento de la producción de activos intangibles. Esto ha puesto de relieve su gran potencial económico y el valor de la propiedad intelectual para impulsar la nueva economía. En un artículo publicado en OMPI revista en 2016, se señalaba que hasta la década de 1980, los activos tangibles representaban el 80 % del valor de una empresa; el resto lo componían los activos intangibles, entre ellos la propiedad intelectual. Tres décadas más tarde habían cambiado las proporciones: el 80 % del valor de una empresa lo componen los activos intangibles.
“Nunca tan vigente como ahora las experiencias de generación de valor a partir del conocimiento en infraestructuras muy pequeñas. Hoy en día hay mayor sensibilidad y reconocimiento de la importancia de estas iniciativas y los mercados de capitales están ávidos de este tipo de ofertas para ver dónde poner el dinero. Ya no es el mecanismo tradicional de invertir en el proyecto de una ensambladora de carros, por ejemplo, sino en una iniciativa tecnológica para solucionar el problema de pago del estacionamiento en un país donde el efectivo es un problema”, explica Antequera.
Para el profesor, actualmente, espacios como la economía naranja son ventanas que se abren para economías en desarrollo, porque cada vez más se generan oportunidades de capitalización del conocimiento que no están asociados al concepto industrial. Antes pensábamos que tener una fábrica, una industria con grandes galpones era sinónimo de crecimiento y de bienestar, y eso puede seguir estando, pero mientras tanto hay oportunidades para pequeños y medianos empresarios que desarrollan sus iniciativas desde un garaje”, añadió.
La brecha entre los países en el aprovechamiento y explotación del potencial económico de los activos de propiedad intelectual no es solo en el marco normativo. También se encuentra en los conocimientos y el grueso de profesionales preparados en las técnicas del sistema de propiedad intelectual, necesarios para convertir estos recursos en activos económicos de valor y adaptarlos a las necesidades específicas de cada país.
“A medida que avanza el conocimiento del ser humano la propiedad intelectual lo va acompañando. Lo que hace la propiedad intelectual, al igual que el derecho en general, es irse adaptando al hecho social. A partir del hecho innovador o del hecho creativo se van generando nuevos espacios y nuevas oportunidades. En Venezuela, estamos aprendiendo que estamos en una sociedad que va hacia eso y es importante incentivar el conocimiento de la propiedad intelectual”.
La Especialización en Propiedad Intelectual de la Monteávila enseña a comprender la creatividad y la innovación en el dinámico mundo de hoy, y enfoca la propiedad intelectual como un elemento transversal en distintos ámbitos de la vida humana.
“Insisto en la transversalidad de la propiedad intelectual porque si no lo vemos de esa manera nos quedamos en un círculo cerrado donde no dimensionamos las posibilidades que ofrece esta área del conocimiento, que por el contrario, conecta y toca con todos los campos del quehacer del hombre. Al final del día, lo que nos pasa o nos preocupa encuentra soluciones en el quehacer intelectual del ser humano y ese quehacer intelectual se manifiesta en distintos espacios: industrial, comercial, educación, las artes, entretenimiento, cultura, deporte, etc.”
El sistema de la propiedad intelectual confiere derechos que transforman los activos intangibles en activos económicos comercializables, y por eso es tan trascendente para el desarrollo de los países en el mundo actual. “Es fundamental garantizar la protección. Si no protegemos y no reconocemos no hay incentivos ni para el nacional ni para el extranjero. El nacional se irá a otros países donde haya mejores oportunidades, donde haya un clima de intercambio comercial y cultural más maduro y haya un mayor reconocimiento de su aporte, de su trabajo”.