Una pelea de boxeo, una pareja bailando, el rostro de un payaso desfigurándose, fueron las primeras imágenes de un aparato llamado praxinoscopio, creado por el francés Émile Reynaud en 1877. Es la prehistoria del cine, de lo que hoy también conocemos como séptimo arte, tema que inspiró a la Universidad Monteávila, la Embajada de Francia y otros aliados para organizar el evento Caracas Animada.
El encuentro fue ocasión para que alumnos de la Escuela de Comunicación Social, académicos, productores, invitados internacionales, gente de cine y de la animación se dieran cita en el Auditorio Principal de la universidad, donde por más de dos horas disfrutaron de la proyección de trabajos que se están produciendo en Venezuela y en Francia.
Las palabras de instalación estuvieron a cargo de Malena Ferrer, profesora de Cine Animado en la Monteávila, quien habló de la historia del cine, la animación, el cine de ficción, el largometraje y el cortometraje. También, de algunos de sus exponentes más destacados en Venezuela, entres los que resaltó el trabajo de José Castillo y Alberto Monteagudo.
Ferrer destacó el significado de que una actividad como Caracas Animada se dé en los espacios de la universidad. “Porque los referentes históricos parecen no renovarse. De allí, la importancia de un encuentro como este. Hay un camino por recorrer en lo artístico y en lo narrativo, y un camino, también largo, para incorporar cada vez más animadoras, directoras y guionistas en un campo tradicionalmente masculino”, expresó.
Por la Embajada de Francia en Venezuela estuvo Pascal Sehnk, responsable de proyectos del sector audiovisual, y Antoine Manier, director de Encuentro Audiovisual en Lille, quien además de compartir su experiencia en trabajos de cine animado, se mostró interesado en saber lo que se está produciendo en el país.
Por Venezuela, compartieron sus experiencias cineastas y guionistas. Entre ellos, Álvaro Cáseres, Omar Proenza, Carlos Zerpa, Navid Cabrera, Daniel Galea, Adrián Díaz y Ginette Hernández.
El cine animado es un campo que se trabaja desde hace años en la UMA. Alumnos de varias promociones de la Escuela de Comunicación Social han tomado la electiva homónima en la que se retan a sí mismos y descubren -muchos- su vocación. En la asignatura, los estudiantes presentan un corto, a través del cual demuestran su creatividad, destreza y conocimiento del cine. La experiencia ha sido tan exitosa que la universidad ha abierto un taller sobre cine de animación dirigido a todo el público.