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Amar para sanar el mundo: cada día hay que tratar de amar un poquito más

Mar 8, 2024

“La Teología del cuerpo responde a algo que preocupa a los jóvenes de hoy”, aseguró Rebeca Barba, conferencista internacional reconocida sobre la Teología del Cuerpo, el Amor y la Sexualidad, consagrada del Regnum Christi y promotora apasionada de la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II. 

Barba fue la ponente internacional invitada a la conferencia “Teología del Cuerpo: Amar para sanar al mundo”, una iniciativa realizada en conjunto entre la Universidad Monteávila, el Centro de Estudios para la Familia y el Trabajo (CEFT) y el Instituto Panamericano de Estudios de Familia (IPEF).

La conferencia fue dictada en el Auditorio Principal del CEFT, ubicado en el anexo de la Iglesia Sagrada Familia de Nazaret en La Tahona, y contó con la presentación de dos ponencias, una a cargo de Barba y otra de Rodolfo Bolívar, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila y Magíster en Teología del Cuerpo. 

La ponencia de Barba llevó por título “Una luz en medio de la oscuridad. Principios claves de la Teología del Cuerpo que iluminan el mundo de hoy“. A lo largo de su discurso hizo alusión a varias de las enseñanzas de Juan Pablo II, tales como que “nuestro origen en el amor pesa más en el corazón humano que el pecado original” y “optar por el bien de la persona que yo amo” es el verdadero amor.

Para la conferencista, la Teología del Cuerpo y sus enseñanzas son comparables a una medicina, pues a veces tomarla no gusta, pero es importante conocerla a fondo para poder sanar al mundo. 

“El ser humano no se define por su pecado. Somos pecadores redimidos. Últimamente soy más bueno que malo. Cada día hay que tratar de amar un poquito más”, dijo Barba. “Dios quiere que despertemos al amor para hacer algo por este mundo que está en caos”, añadió.

Barba también comentó que la persona humana es insaciable y puede considerar que este mundo puede complacer sus necesidades, cuando en realidad está hecha para algo más.
La ponencia de Bolívar se tituló “Juan Pablo II, la política mundial, el ethos humano y una nueva esperanza”, la cual brindó un contexto a la obra de Juan Pablo II, quien desarrolló un trabajo exegético de la Sagrada Escritura “para tratar de explicar lo que es el hombre”.

“Juan Pablo II generó una Revolución Espiritual y de Conciencia tremenda para poder alertar sobre todo a los jóvenes”, afirmó Bolívar. El profesor también destacó que fue el amplio conocimiento de las Escrituras lo que permitió a Juan Pablo II elaborar su Teología del Cuerpo entre 1979 y 1984.

El experto relató que el trabajo de Juan Pablo II parte desde la Creación y describe que, producto de la Caída de Adán y Eva, el hombre histórico va generando catástrofes, pero siempre está tratando de rescatarse.

“Como Dios es un Dios de amor, establece entre nosotros la historia de la salvación: la historia de rescate de la humanidad por parte de Dios. Nos busca, nos hace encuentro”, apuntó Bolívar. 

Así mismo, el ponente señaló que, en particular, la exégesis del libro “Cantar de los Cantares” realizada por Juan Pablo II “te despierta el verdadero significado de tu cuerpo y qué significa amar”. 

“La única salida que tenemos es ser y hacer familia”, indicó Bolívar. 

Como parte de las palabras de apertura de la conferencia, José Rafael Suárez, coordinador de Amigos de la Universidad Monteávila, expresó: “Estamos juntos en este deseo de fortalecer la sociedad mediante el fortalecimiento de la familia y la educación de las personas”. 

“El gran fracaso de la vida es no haber amado. Las personas están amalgamadas por el amor”, comentó Suárez, quien también destacó que las instituciones de la familia y el matrimonio se enfrentan a una degradación en la actualidad. 

En una misma línea, Beatriz Briceño, representante del CEFT, mencionó en su discurso de bienvenida: “Nosotros queremos sanar el mundo, pero para sanar el mundo tenemos que sanar nuestra ciudad. Para sanar nuestra ciudad y nuestro país tenemos que sanar nuestra familia. Y para sanar nuestra familia tenemos que sanar a cada uno de nosotros, los que conformamos familia”. 

“Nosotros estamos heridos, la familia venezolana está herida”, aseveró Briceño. “Voy a empezar a sanar desde mi propio hogar, desde mi propio corazón. A lo mejor también hay que sanar las heridas de las instituciones”, añadió.