“La tarea educativa o es ética o no es educativa”, aseveró Alfredo Gorrochotegui, profesor fundador de la Universidad Monteávila, profesor titular de la Universidad San Sebastián en Chile, y ponente invitado de la Lección Inaugural de la Facultad de Ciencias de la Educación del período académico 2023-2024 “Ser educador: hoy más que nunca una tarea ética”.
Gorrochotegui explicó que el formar buenas personas, más allá de la formación de buenos profesionales, es la razón de ser de la tarea ética de la educación. A lo largo de su conferencia hizo alusión a los tiempos actuales, a los tipos de educador y a las cualidades que debe tener el docente para llevar a cabo su misión hoy en día.
Respecto a las características de la actualidad, el profesor señaló que la pandemia no ha permitido el aumento de los aprendizajes. “No hemos metabolizado los avances tecnológicos”, expresó.
Gorrochotegui hizo un repaso por los problemas como la falta de atención, el exceso de información y la despersonalización, que exigen una nueva perspectiva por parte del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Para Gorrochotegui, en la educación hace falta un intercambio espiritual, pues las personas necesitan, entre otras cosas, amor, firmeza y amistad. A su vez, referenció a Manuel García Morente para responder a la pregunta sobre qué se necesita del profesor, a lo cual comentó que se debe ser culto. “Uno es una lección andante”, afirmó.
Sobre las cualidades del docente detalló que estas son el afán de aprender, la tolerancia, la humildad, la abnegación, la equidad, la veracidad, la rectitud, la perspicacia y la docilidad.
El ponente habló más sobre cada una respectivamente: el buen educador también debe ser un gran aprendiz; tener un temperamento dócil y no de “mecha corta”; poseer una sana autoestima y aceptar que a veces no se hacen las cosas bien; saber administrar la justicia al caso particular; decir siempre la verdad; ser recto y mantener una personalidad coherente; tener agudeza e ingenio para percatarse de algo y actuar en consecuencia; y saber escuchar, saber dejarse decir algo.
El invitado instó a los estudiantes y profesores a adaptar e incorporar alguna de las cualidades en su vida y aclaró que toda virtud requiere del “aceite del amor y la amistad”. Así mismo, resumió su propia ponencia indicando que el fin de la educación es la alegría, la felicidad, para lo cual es fundamental seguir sintiéndose estudiante, y acudir a los grandes maestros cuando haga falta.
