Desde sus inicios, Israel ha estado ligado a la ciencia. Al formarse el Estado israelí, el primer ministro David Ben-Gurión le ofreció la presidencia a Albert Einstein, quien la rechazó. Sin embargo, el primer presidente de la nación sería otro químico, Jaim Weizmann. En su honor se construiría más tarde el Instituto Weizmann, cerca de Tel Aviv. Para el químico venezolano y ponente del Webinar “CTI&E, palancas de prosperidad en el siglo XXI. Israel y Venezuela, lecciones aprendidas”, Vladimiro Mujica, este lugar puede considerarse un templo de la ciencia, cuyo tema central no es la disposición de recursos, sino la transmisión de algo mucho más difícil: el respeto por el conocimiento y la formación.
Según el profesor Mujica, quien se encuentra actualmente en la Universidad Hebrea de Jerusalén tras haber ganado la Lady Davis Fellowship, dicho respeto por el conocimiento forma parte de la tradición judía inclusive en circunstancias extremas.
Hoy, Israel es considerada la “Startup Nation”, nombre que se le atribuye por su ecosistema emprendedor y de conocimiento. Mujica explicó que sus cuatro vertientes son la investigación, el desarrollo, la innovación y el emprendimiento, y que se ha ido ampliando desde el concepto inicial del Triángulo de Sábato, un modelo que busca integrar los esfuerzos del sector privado, público y universitario para empujar iniciativas específicas.
Adicionalmente, Israel invierte entre el 5,5 y el 5,9% de su PIB en ciencia y tecnología, lo que lo posiciona de primero en el mundo.
Mujica, quien también llegó a estar al frente de la Comisión Nacional de las Investigaciones Petroleras en Venezuela, expresó que se utilizó un concepto similar al Triángulo de Sábato en la agenda de petróleo en el país, siendo aquella la primera vez que se logró algo por el estilo en Venezuela.
Sin embargo, el especialista señaló que en Venezuela no existe la misma cultura de respeto por el conocimiento que en Israel, y que en el pasado las áreas de ciencia y tecnología sólo se tomaban en cuenta en tanto ofrecían un beneficio para la sociedad.
“Para aprender tenemos que aprender en varias direcciones. No se trata solamente de que necesitamos dinero para la investigación, necesitamos corazón para la investigación, necesitamos ideas que se tengan claras, convicción ética y moral de que eso es importante”, afirmó.
A ojos de Mujica, otros ejemplos importantes a seguir para Venezuela en cuanto a conocimiento y aprendizaje son el País Vasco y la región de Escandinavia, en especial Finlandia. El primero por su semejanza cultural con Israel y el segundo por su comprensión del derecho a la Educación.
“Tenemos que recurrir a esos ejemplos importantes, no con el espíritu de hacer exactamente lo mismo, pero sí con el espíritu de no tener que repetir y no tener que empezar desde cero”, indicó. “Hay que aprender de ese ejemplo (israelí), de cómo un país que estaba naciendo de la guerra fue capaz de crear una estructura de investigación”, agregó. En esta misma línea dijo que Israel combina la educación con el servicio militar, algo para también considerar.
Igualmente, Mujica destacó que otros elementos necesarios son la diversidad cultural en el conocimiento científico y la formación de maestros orientados a la materia, siendo esto último algo en lo que la diáspora podría apoyar.
Para el también profesor titular de la Arizona State University, la reconstrucción de las universidades y el área de ciencia y tecnología en Venezuela no puede partir del modelo del pasado, ya que también tenía sus propios errores. Indicó que retomar el concepto de “Educación para el trabajo” sería lo ideal, ya que combina el emprendimiento con el trabajo y permite diversificar la oferta educativa más allá de las universidades, como un acto de responsabilidad ciudadana.