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Contar historias desde la perspectiva del espectador o desde la del participante

Feb 16, 2023

Como estudiante, levanta la mano para hacer preguntas antes de que los profesores se presenten el primer día; como profesora, camina de un lado al otro, explicando con emoción e incentivando la participación de los alumnos. Aficionada a la lectura desde niña, profesional de contar historias -algo que hace con pasión-,  Isabella García-Ramos es egresada UMA de Comunicación Social  (2015), mención Summa Cum Laude. Dos años después empezó a dar clases en la universidad y dictó talleres de storytelling, hasta que en 2021 viajó a Madrid para cumplir uno de sus sueños: convertirse en magíster de Escritura Creativa de la Universidad Complutense.

Ya está cursando el doctorado en la misma universidad, con la Escritura creativa como línea de investigación. Recientemente vino a Venezuela y se reencontró con profesores y alumnos en la Monteávila. Sigue hablando de storytelling, y ahora agrega el storydoing. Sobre eso, y sobre la escritura como forma de vida, habló con estudiantes de comunicación social, en dos clases abiertas que ofreció con el entusiasmo y la consistencia de siempre.

Cuando recibió la invitación para dar una clase de storytelling en la cátedra de Mercadeo, se planteó algo nuevo que decir y se preparó para hablar también de storydoing. Explicó y relacionó ambos conceptos desde la literatura, lo cual hizo la clase muy interesante y entretenida.

Definió el storytelling como una herramienta que utilizan las marcas para comunicar mensajes claves y generar vínculos emocionales con su target, a través del contar historias. La audiencia lo percibe de manera pasiva: es el espectador, el lector, que se emociona, que se siente identificado o interpelado por el mensaje que la marca quiere transmitir, pero, al final, lo observa.

Mientras que la herramienta del storydoing tiene el mismo propósito que el storytelling, a través de la creación de escenarios donde las historias pueden ser vividas por su target. La audiencia lo percibe de forma activa: es el protagonista de la historia, es al que le pasan cosas, que lo hacen sentir y aprender información sobre la marca. Al final, este target termina viviendo experiencias.

“Ambos recursos parten de la misma base, de una pequeña historia (story). La diferencia es  el telling y el doing. No es lo mismo contar que mostrar. A través de estas dos herramientas marketeras, podemos demostrar dos cosas completamente distintas, con el mismo producto incluso”. Comparó y dio ejemplos. 

Sobre la acción pasiva del espectador en el caso del storytelling, aclaró que no es negativo. “Es como en el cine. Podemos estar viendo la mejor película del mundo y estamos en actitud pasiva frente a la historia, comiendo nuestras cotufas. La audiencia recibe información y no hace nada más que procesarla y quedarse con eso”.

El Storydoing es una experiencia inmersiva, en la que el participante aprende haciendo. Involucra los sentidos y por eso suele concretarse en actividades offline. Con esta herramienta se corre el riesgo de que la sobreestimulación afecte la comprensión de lo que se quiere transmitir.

Las dos son técnicas útiles para comunicar. Como siempre, la clave está en el criterio que orienta su uso.