Los especialistas en Propiedad Intelectual de la Universidad Monteávila entienden el dinamismo y la transversalidad de este campo de conocimiento, que abarca mucho más que el Derecho y conecta con distintos ámbitos de la vida humana. Desde el inicio de la formación, se integran los conceptos en relación con el contexto y diversos actores que aportan mucho con su experiencia, como el comediante y guionista, Ricardo Del Bufalo, invitado especial de la clase abierta “Economía naranja y propiedad intelectual: la monetización del entretenimiento”.
Los estudiantes de la materia del primer semestre Introducción a la Propiedad Intelectual e invitados tuvieron la oportunidad de ver el concepto de economía naranja desde la perspectiva de la persona que crea. Mediante una conversación en el Auditorio Principal de la universidad con el profesor de la cátedra y director de la especialización, Ricardo Antequera, el comunicador social venezolano explicó cómo es el proceso creativo para sus presentaciones en vivo y los contenidos que genera para las diferentes plataformas digitales en las que está presente.
Para introducir el tema, Antequera expresó que el concepto de la economía naranja es una evolución del concepto de economía del conocimiento y compartió la siguiente definición: “es el conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual”. (Buitriago y Duque, 2013).
Del Bufalo conduce su propio podcast y web show, tiene dos álbumes musicales de sátira política y social, y desde muy joven decidió que el stand-up comedy era un área en la que quería desarrollarse. Comentó que le inquieta mucho el tema de la propiedad intelectual, “porque prácticamente el trabajo creativo depende de eso, haga yo comedia o stand-up comedy, guiones para publicidad, podcasts, posts para mis redes sociales, etc., son distintos espacios donde al final todo se resume en creación de contenidos y eso es propiedad intelectual”.
Algunas de las preguntas que se hace como creativo son: “¿Cuáles son los límites? ¿Cuándo algo es completamente mío, cuándo empieza a ser de Youtube? ¿Si las plataformas donde yo me doy a conocer no son mías, cuánto es mío, cuánto no?, ya que nosotros no estamos en una plaza haciendo nuestro trabajo y la gente nos da su dinero. Eso sería lo ideal, que uno siempre viviera de su público. Pero en el trabajo creativo, el creativo no está solo y depende de otras personas. Entonces, ¿cómo engranamos todo eso de forma que cada quien reciba lo que le corresponda?”.
Son respuestas que aún están en estructuración. Sin embargo, Antequera hizo énfasis en que son muchas las oportunidades para artistas, humoristas, compositores, programadores, guionistas y demás creadores de productos intangibles o bienes inmateriales tanto en Venezuela como en América Latina, y por eso es muy importante “que los especialistas, los asesores en materia de propiedad intelectual, aportemos estructuras para que esas iniciativas no se queden en su nicho y que se integren a la industria cultural y del entretenimiento”.
El profesor señaló que desde organismos multilaterales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otros, hay el interés de financiar iniciativas en este campo. “No se trata solamente de una declaración de principios, sino ciertamente de un compromiso que se quiere construir desde los multilaterales hacia los nacionales del país, hacia los gobiernos y, luego más abajo, hacia el sector privado, para incentivar todas las áreas que necesitan ser impactadas. Para que la creatividad, para que el trabajo que hacen personas como Ricardo en los múltiples ángulos donde él se mueve, pueda tener una oportunidad real, de que no sea simplemente un esfuerzo individual, sino que haya una estructura de servicio, de soporte en lo financiero, en lo logístico, en lo gerencial, y por supuesto, aquí formamos parte también de este ecosistema, los especialistas, los asesores en materia de propiedad intelectual”.