La concepción de las necesidades educativas especiales se ha actualizado, centrándose ahora en las capacidades del educando más que en su diagnóstico…
De esta manera dio inicio la charla “Autismo y escuela. Desafíos actuales”, por parte de María Isabel Pereira, directora de la Especialización en Atención Psicoeducativa del Autismo, el pasado sábado 11 de febrero. Esta actividad, que fue convocada por el postgrado, congregó a más de 80 personas interesadas en reflexionar sobre los retos que comparten desde el rol de directivos, docentes, especialistas o familias, en torno a la experiencia educativa de personas con autismo.
El énfasis en los diagnósticos y las “etiquetas” han ido transitando desde hace algún tiempo por el camino de valorar cada vez más las posibilidades y las potencialidades de las personas, en lugar de poner la mirada solamente en los déficits. Esta perspectiva ha permitido ir consolidando los procesos propios del modelo integrador que predomina en Venezuela, y que inevitablemente impulsa algunas aproximaciones al modelo inclusivo que se plantea en los últimos años en el mundo.
Así es que, aclarando las diferencias entre la integración y la inclusión, la Prof. Pereira invitó a los presentes a detallar el papel de diversos actores, cuyas acciones confluyen y pueden hacer posible el éxito de la integración escolar de estudiantes con autismo.
Utilizando el símil de un engranaje de seis piezas interconectadas, quedó muy clara la relevancia de mantener el movimiento fluido de cada una para el avance de las experiencias integradoras. Así como también se pudo apreciar el efecto contrario: la repercusión del estancamiento de alguna de las piezas en este proceso.
¿Cuáles son estas seis piezas fundamentales del engranaje?
1.- El propio estudiante con la condición de autismo.
2- El docente de aula.
3- La institución educativa.
4- Los compañeros de clases.
5- Los especialistas externos de apoyo.
6- La familia.
En lo que respecta al estudiante con autismo, es de relevancia plantearse si podrá beneficiarse realmente de la experiencia en la educación regular. El análisis debe considerar su perfil de competencias, realizar la revisión continua de sus progresos y de las dificultades o barreras del entorno, así como contemplar la posibilidad de apoyo de un tutor, en caso de requerirlo.
Mientras tanto, la acción del docente de aula será favorable siempre y cuando conozca sobre la condición de autismo, y sobre las fortalezas, debilidades e intereses de su alumno; y con todo esto realice las adaptaciones curriculares que garanticen la participación, promueva el aprendizaje colaborativo, apoye la proyección de su estudiante en el contexto escolar e involucre activamente a la familia y al equipo de apoyo.
Por su parte, la institución educativa puede ser una pieza dinámica en este proceso si sus miembros comparten realmente la integración como una filosofía personal e institucional, si tienen apertura hacia el trabajo con redes de apoyo, si establece lineamientos integradores como política institucional y si concretan la preparación de su profesorado.
Una pieza que suele ser ignorada en estos procesos es la de los compañeros de clases. Ellos pueden ser una red de amigos y de apoyo voluntario que, a través de acciones planificadas de sensibilización, capacitación y acompañamiento oportuno, pueden constituirse en tutores alternativos que ayuden a crear un ambiente inclusivo en el aula, y expandirlo a la escuela y comunidad. Llegado este punto se suscitó una interesante reflexión sobre la ignorancia de estos aspectos y su posible vinculación con el surgimiento de las terribles experiencias de bullying que se han conocido últimamente.
Los especialistas externos, que en algunos casos acompañan a los niños y jóvenes con autismo a lo largo del ciclo vital, aportan a la experiencia integradora el conocimiento sobre la condición, así como el de las fortalezas y debilidades del alumno. Con sus recomendaciones contribuyen a la flexibilización curricular y en sus consultas promueven el desarrollo de condiciones o destrezas necesarias en el aula.
Y, por último: ¿qué debe procurar la familia para participar de manera efectiva en la integración escolar? Es clave que sea consciente de las fortalezas y necesidades de su hijo, y de las suyas como familia también. Asumir la integración como un derecho, comprendiendo sus implicaciones y compromisos, lo que los lleva a involucrarse activamente como parte del equipo.
Una vez que quedó planteada la revisión de todo este engranaje necesario en la relación entre autismo y escuela, la profesora Pereira pasó a detallar los cuatro principales desafíos que enfrenta la integración escolar de estos estudiantes y que están vinculados con las características propias de esta condición, aportando valiosas recomendaciones para enfrentarlas:
Desafío 1: Fomentar la comunicación y la socialización: dar instrucciones claras, directas, precisas y acompañadas con recursos visuales; promover un sistema de comunicación que sea claramente comprensible por los demás; usar recursos visuales, historias sociales, modelaje.
Desafío 2- Propiciar un mejor desempño y motivación: estructurar el ambiente; utilizar un cronograma u horario de las actividades diarias; emplear los intereses restringidos como elementos para el aprendizaje y como recompensas; establecer rutinas en la cotidianidad; comenzar por enseñanza individualizada y luego pasar a pequeños grupos; enseñarle en diferentes ambientes y con distintas personas.
Desafío 3- Atender los problemas conductuales o emocionales: la organización de su propia conducta debe imponerse desde afuera, a través de la estructuración del ambiente y creación de rutinas; proponer actividades adaptadas a su nivel de desarrollo e intereses para combatir la poca tolerancia a la frustración. Ante la resistencia a los cambios, hacerlos de forma gradual, con apoyo visual y anticipación de los mismos.
Desafío 4- Responder a las necesidades sensoriales: establecer modificaciones en el entorno, promover la desensibilización sistemática o la sobreestimulación sensorial.
Para finalizar, la ponente enfatizó la importancia del trabajo colaborativo entre todas las piezas del engranaje para posibilitar una experiencia de integración educativa con mayores probabilidades de éxito, y resaltó que lo más importante es lograr establecer un vínculo con el alumno.
Sylvia Silva Sánchez, coordinadora de la Especialización en Atención Psicoeducativa del Autismo