Un pingüino hace vida en Caracas. Vive en un pequeño campus universitario donde se camufla entre los jardines y un cafetín. No siempre ha estado allí; es probable que se escabulla de un lugar a otro sin que nadie lo perciba. Desde hace 14 años me lo tropiezo o busco encontrármelo cada vez que puedo, porque me resulta siempre agradable encontrar en la realidad tropical caraqueña a un animal invernal de proporciones enormes y colores estridentes. Es la mejor cosa que te puede pasar al visitar la Universidad Monteávila, que es donde vive Casimiro, pues así se llama el enorme dummy en forma de pingüino del que hablo.
Hace apenas unas semanas fui requerida por la universidad para ilustrarlo, el paso natural para que la querida mascota se oficializara y tuviera una imagen animada que se pudiera compartir y usar para amenizar algunos mensajes universitarios. Fue una sorpresa muy bien recibida porque una de las cátedras que llevo en la universidad es la de Cine de Animación. En ella, una de las unidades más populares es la de “Diseño de personaje” y esta invitación no era más que una oportunidad para retribuir a la universidad la plataforma que me ha ofrecido todos estos años para conocer alumnas y alumnos increíbles y talentosos, muchos de ellos amigos a estas alturas. Espero que encuentren en esta modesta ilustración parte de sus años universitarios y los recuerden con cariño, como yo siempre recuerdo a quienes pasaron por mis clases y a los que apenas estoy conociendo.
En la ilustración, Casimiro está volando.
¿Pero cómo, si los pingüinos no vuelan?
Ese es el chiste, creer que pueden hacerlo.
Malena Ferrer, profesora de la Escuela de Comunicación Social.