Universidad Monteávila, 20 años al servicio del paí­s

Edison Marillo.-

Esa mañana del lunes 4 de octubre de 1999, un poco frí­a con el cielo despejado y muy azul, justo al final de la calle el Buen Pastor y al pie del ívila, 83 jóvenes, 46 chicas y 37 chicos, esperaban con cierto temor y ansiedad el inicio de ese su primer año en la universidad.

Del lado de adentro personas de la talla de Enrique Pérez Olivares, Fernando Cervigón, Alicia ílamo, Arí­stides Rengel, Ignacio Rodrí­guez Iturbe, además de un grupo selecto de profesores, quienes habí­an participado en el proceso de fundación de una universidad venezolana en las postrimerí­as del siglo veinte, también esperaban que dieran las 8 de la mañana para que se iniciara ese primer año académico de la Universidad Monteávila.

Uno de los protagonistas de esta historia habrí­a confesado que el primero de octubre, justo el viernes anterior al inicio de esa histórica jornada, estuvo en la universidad para entregar unos papeles y al llegar a ella consiguió escombros, algunas montañas de tierra y muchas cosas a medio terminar o sin terminar, inmediatamente le surgió la pregunta ¿será verdad que el próximo lunes comenzaremos?

Y comenzó, ese lunes, todo estaba limpio, cuatro aulas en perfectas condiciones, con los relucientes y particulares escritorios de madera y sus sillas confortables estaban prestas para dar cabida a esos 83 jóvenes que habí­an iniciado su universidad y así­ dar ilusión a 83 familias que habí­an apostado y daban su confianza a esta nueva universidad, que ese 4 de octubre, iniciaba sus actividades.

Habí­an transcurrido 367 dí­as desde el decreto presidencial número 2.814, en el cual tras la exhaustiva y completa revisión de recaudos, informes y revisiones del Consejo Nacional de Universidades, se autorizaba la creación de la Universidad Monteávila. Ese año de 1998, debido a que ya era 2 de octubre, no iniciaron las clases, no habí­a posibilidades de atraer alumnos, y menos de llamar a inscripciones y con la carencia de un lugar fí­sico en el municipio El Hatillo para iniciar actividades, se postergó el inicio de los estudios académicos para el primer lunes del mes de octubre del año siguiente, 1999.

Durante los próximos 367 dí­as de aquel decreto, se multiplicaron las actividades, se consiguió en alquiler el área que una vez habí­a sido, desde la tercera década del siglo XX, un convento de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, el cual, para ese momento, pertenecí­a al Centro de Polí­ticas Públicas, IFEDEC, ubicado en Boleí­ta norte, al final de la calle El Buen Pastor.

Y transcurrió el mes de octubre de 1999, entre clases, encuentros, estudios que indicaban que el bachillerato habí­a quedado atrás y la formación de amistades que irí­an a durar para siempre.

Ese mes de noviembre, la universidad realiza una actividad que ha estado presente desde el medioevo, cuando iniciaron las primeras universidades; se dicta la primera lección inaugural.

El Dr. Enrique Pérez Olivares, rector de la Universidad Monteávila, pronuncia la clase magistral: “Una visión de la universidad”. Extraordinaria cátedra que exhibe no solo el enfoque institucional de la Universidad Monteávila, sino que aclara muchas de las caracterí­sticas y razones fundacionales. Han quedado para la historia de esta universidad afirmaciones como:  “… la universidad es una comunidad de personas, pero también una comunidad de saberes…”;  “… Saberes que se buscan y perfeccionan por lo que ellos mismos son, y para que orienten y vivifiquen los comportamientos, para que se plasmen en virtudes intelectuales y morales, en destrezas técnicas o artí­sticas y para que fundamenten, impulsen y refuercen actitudes, valiosas y valientes, ante la inigualable aventura de la vida personal, familiar, social y cí­vica…”; “… La universidad, para ser tal, debe pues constituirse y perfeccionarse permanentemente como una institución. Ser una institución comporta claridad y estabilidad en su razón de ser. Exige relaciones de confianza en quienes dirigen, de leal colaboración y búsqueda permanente de la excelencia. Requiere adecuación y flexibilidad en los medios materiales y técnicos, en los métodos de trabajo, en las estructuras organizativas, en las formas de expresión y comunicación. Comporta relaciones de intercambio permanente con el entorno para servirle mejor, para lograr pertinencia y calidad en lo que ofrece, atención y respuesta a las aspiraciones, expectativas y demandas, así­ como para nutrirse con el soporte siempre renovado que ese entorno le brinda…“; “… Originar y desarrollar esta comunidad es tarea permanente que nos lleva a establecer unas relaciones interpersonales signadas por el trabajo esforzado y conjunto, ordenado hacia la meta común: el saber, y vivificadas por el amor de amistad; es decir, de benevolencia, que comporta querer bien al amigo, además de querer el bien del amigo”.

Quedaba claro que la Universidad Monteávila habí­a nacido con el objeto no solo de formar excelentes profesionales, sino que buscarí­a explí­citamente que sus egresados fuesen excelentes padres, maravillosos hijos, jefes excepcionales, empleados de primera, vecinos colaboradores y entusiastas, transformándose en ciudadanos ejemplares, con sentimientos de justicia y equidad.

Venezuela y el mundo, durante los siguientes 4 años, 9 meses y 24 dí­as fueron sacudidos, con diferentes hechos como: el deslave de Vargas; el cambio de siglo; una nueva Constitución para Venezuela; la caí­da de Fujimori en Perú; el Juicio al dictador Pinochet; la caí­da de Milosevic en Yugoslavia; la visita del Papa Juan Pablo II a Tierra Santa; el atentado a las torres gemelas en New York; la aparición del iPod; la entrada en circulación del Euro (€); el despido de 19.000 empleados de alto y medio nivel técnico de la estatal petrolera Pdvsa; el anuncio del Alto Mando Militar de la renuncia de Hugo Chávez y su restauración como presidente 3 dí­as después; la canonización del beato Josemarí­a Escrivá de Balaguer y la beatificación de la madre Teresa de Calcuta; la conclusión de los vuelos supersónicos comerciales y civiles, la salida de circulación el avión Concorde; la detención del dictador Sadam Husein; la fundación de Facebook por Mark Zuckerberg; el descubrimiento a través del telescopio Hubble de la galaxia más lejana, a solo 13.000 millones de años luz; la aprobación del referéndum revocatorio a Hugo Chávez por parte del CNE; la imposición del control de cambios y de precios y la expropiación de empresas, tierras y haciendas en Venezuela.

Después de 1.759 dí­as (4 años, 9 meses y 24 dí­as) desde el 4 de octubre de 1999, llegamos al miércoles 28 de Julio del año 2004; en el auditorio del Colegio Emil Friedman, se han dado cita las autoridades de la Universidad Monteávila, el claustro de profesores y 61 jóvenes; ellos habí­an obtenido los tí­tulos de licenciado en Ciencias Administrativas (5), licenciado en Comunicación Social (26), abogado (20) y licenciado en Educación (10). Estos orgullosos estudiantes formaron la primera promoción de egresados de la Universidad Monteávila.

Veinte años después del inicio de clases, han ocurrido 15 promociones adicionales de pregrado (2.587 egresados más de esos primeros 61) y 1.109 especialistas en 11 promociones de postgrado.

Este breve y pequeño recuento es un tributo a las familias que decidieron y deciden que la Universidad Monteávila es una excelente opción de formación tanto profesional, personal y humana para sus hijos. Es un reconocimiento a nuestros estudiantes que dí­a a dí­a luchan por entender y aprender una profesión, buscando dignificar a las personas a quien directa o indirectamente tendrán que tratar. Y a los profesores que con sus conocimientos, experiencia y modelaje van dando lo mejor de sí­, para construir una Universidad Monteávila llamada a durar siglos.

*Edison J. Mariño es Decano de la Facultad de Administración de la Universidad Monteávila

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