¡Basta de tener miedo!

Miedo Golding1

Brainer Madrid.-

Miedo Golding1
El miedo no es malo, tampoco bueno, es necesario. Foto: Cortesí­a

La vida es un reto constante que debemos asumir a diario. Solo el hecho de nacer es un acto violento de la naturaleza humana donde la persona que da a luz pasa por diversas emociones y sentimientos, siente ansias por conocer a su bebé, siente dolor intenso, siente amor, alegrí­a o, tal vez sea, nostalgia, pero -sobre todo- la emoción que se hace presente desde antes de entrar a la sala de parto, es el miedo.

Miedo a que tal vez no salgan las cosas bien, miedo a que el dolor sea tan intenso que no lo pueda soportar, miedo indescriptible que te impulsa o te retrae. Esta sensación no se hace presente solo a la hora de nacer; es un sentir que nos acompañará el resto de nuestras vidas y nos llevará a experimentar diversas situaciones en las cuales nos tocará enfrentar el mayor de los dilemas: ceder ante el miedo, y volvernos seres irracionales que se corrompen fácilmente, o dominar este sentir y avanzar de manera certera y contundente.

William Golding, en El señor de las moscas, nos muestra de manera magistral como el miedo afecta gravemente al ser humano y como este es capaz de transformar a niños inocentes en seres completamente compulsivos.

El temor o el miedo del que hemos estado hablando nos va afectando algunas veces lentamente; es decir, sabemos que está allí­ pero podemos vivir con él. Como cuando damos nuestros primeros pasos y nos caemos; la segunda vez que lo intentemos lo haremos sabiendo que la posibilidad de caerse está ahí­, latente; sin embargo, lo volvemos a intentar una y otra vez hasta que en vez de caminar podamos correr.

Esto se asemeja a la situación que vivió Ralph y los demás niños en la isla, todos sintieron miedo a ser olvidados, miedo de nunca volver a encontrarse con sus familiares, miedo a olvidar quiénes eran; no obstante, pudieron vivir con eso y trabajar para que ese miedo constante algún dí­a desapareciera con la llegada de alguien dispuesto a rescatarlos.

Hasta este punto podrí­amos ver esta sensación como algo que nos impulsa a ser mejor, como el puente entre la dificultad y la victoria, como esa pequeña motivación necesaria para nuestro desarrollo personal, tiene un sabor agridulce porque sabemos que nos llevará a un nivel mayor, pero aun así­ es difí­cil no pensar en las desventajas y lo que podrí­a salir mal.

Tal vez así­ se sintió Jack cuando dejó de ser el lí­der, seguramente el temor a ser olvidado, abandonar su legado y dejar de hacer lo que él querí­a cuando él lo querí­a, por seguir las órdenes de alguien menor que él, lo llevó a convertirse en un ser irracional.

Entonces no es bueno… ¡El miedo es malo!, te vuelve corrupto, irracional y expone todas tus debilidades.

No es malo, tampoco bueno, es necesario. Lo que va a determinar si fue bueno o malo es el enfoque que le demos. Si al sentir miedo somos como Simón que fue capaz de resolver el misterio de la fiera y de descubrir quién era el señor de las moscas, entonces tendremos victoria, porque el temor siempre lo tuvo, pero este no cambió su esencia; mucho menos lo corrompió: simplemente lo impulsó a hallar la verdad y esta verdad lo hizo libre del temor

— ¡Qué ilusión, pensar que la fiera era algo que se podí­a cazar, matar! —

Esto me recuerda que la mayorí­a de las veces nosotros somos nuestro propio enemigo, tal y como pasó en la novela. Mientras todos viví­an en busca de una amenaza letal, de algo que pudiera tentar en contra de la vida de los peques y de todos los niños, ninguno se dio cuenta a tiempo de que el peligro era aquel que se arraigaba en el corazón,  aquella semilla del mal que floreció al ser expuesto al temor.

A  través de los miedos nos limitamos a nosotros mismos, nos paralizamos y no avanzamos, la desconfianza aumenta en nosotros el temor a equivocarnos, es aquí­ donde esta sensación que nos hace pensar que perderemos todo, nos convierte en eso que temí­amos. Si tal vez le temí­as a la opresión terminas siendo un opresor. El miedo hace florecer “las tinieblas del corazón del hombre”

¡Basta de tener miedo!

Somos personas capaces de avanzar sea cual sea el reto que debamos enfrentar, la fe vence el temor a equivocarnos, no abandones tu esencia. William Golding creó El señor de las moscas, un experimento social donde unos niños, que se caracterizan por su espontáneo compañerismo, dejan que la raí­z del mal que opera en el corazón del hombre sea capaz de dominarlos bajo los efectos del temor.

Da siempre lo mejor de ti por mas adversa que parezca la situación. Como Ralph que se mantuvo en su posición de lí­der a pesar de todo lo que perdió; al final, nunca lo negó y asumió toda responsabilidad.

Como dice Nelson Mandela: “Aprendí­ que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es el que no siente miedo, sino el que vence ese temor”.

*Brainer Madrid es estudiante de la Universidad Monteávila

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