Instituto de Medicina Tropical, una institución a merced de la delincuencia

Medicina Tropical

Alessandra Chomiak-

Medicina Tropical
El Instituto de Medicina Tropical rtiene 70 años Foto: UCV Noticias

El Instituto de Medicina Tropical (IMT), ubicado en la Universidad Central de Venezuela (UCV), está plenamente dedicado a la labor de la investigación. Fundado por el Dr. Félix Pifano Capdevielle junto a la colaboración de varios doctores de gran importancia llegó a ser considerada una de las más importantes fuentes de indagación cientí­fica del paí­s, hoy en dí­a está a merced de la inseguridad.

Desde diciembre de 2015 se ha convertido en una ví­ctima recurrente del hampa, registrándose un total de 60 actos delictivos en este tiempo. La principal razón es que la parte posterior del instituto está cerca del jardí­n botánico, donde hay caminerí­as que facilitan el ingreso a la universidad. Así­ fue como progresivamente han logrado robar diversidad de objetos: microondas, aires acondicionados, microscopios y alrededor de 40 equipos de computación, según indicó personal de esta dependencia.

Esta situación afecta tanto a los pacientes como a los empleados, durante su jornada laboral. Otros de los objetos perdidos por los hurtos son historiales, resultados de laboratorios y fotos de pacientes que, junto al robo del cableado en la parte posterior de la edificación, provocó que un 50% del instituto esté sin electricidad.

Belkisyolé Alarcon Noya, directora y doctora encargada del manejo del Instituto de Medicina Tropical, indicó: “En este momento tenemos parado totalmente el cuarto de cultivo, llega un paciente y se le tiene que hacer una muestra, cultivarla y verla en el microscopio; entonces muchas veces mi personal ahora tiene que salir con la lámina y la sangre del paciente a otro laboratorio donde hay luz y que todaví­a hay algún microscopio para ver esa muestra. Es un peligro para la muestra y un peligro para la persona que la maneja, porque si se contamina con la muestra se puede infectar”, afirma la doctora.

En uno de los robos quedaron las placas de petri abiertas, existiendo posibilidades de contraer la enfermedad al exponerse a las esporas; por tal motivo, la institución decidió difundir esta situación por los medios de comunicación para que las personas que se hubiesen expuesto acudieran; sin embargo, este hecho implicaba el delatarse.

“Inclusive se han metido con el cuarto de las culebras, de los ofidios; pareciera que no les importa o están acostumbrados, no lo sé. Hubo hasta una oportunidad donde tumbaron un estante completo de hongos, eso sí­ fue problemático para nosotros porque tuvo que venir la gente de seguridad bacteriológica, teniendo que desinfectar todo el área”, señaló la investigadora.

El IMT realiza continuamente investigaciones de enfermedades infecciosas originadas y extendidas en las zonas tropicales, como el mal de chagas, malaria, difteria, sarampión, polio, entre muchos más.

“Entre las enfermedades más graves que hay ahorita está la epidemia del paludismo, luego las epidemias menos graves que ya estamos pasando que son zika, chikungunya y dengue; además del repuntando de la difteria que ya la tenemos establecida en el paí­s y el sarampión. Inclusive se han visto casos de sarampión en niños que están en el extranjero, significando el primer caso de sarampión en ese paí­s luego de muchos años.”- señala la doctora.

El alto í­ndice de inseguridad se acopla con la falta de insumos y su alto costo, haciendo que muchas pruebas como  citomegalovirus, hepatitis y rubiola, y otras habituales del instituto no se estén haciendo.  Antes se registraban alrededor de 50 pacientes diarios, actualmente se atiendo entre 15 y 20 al dí­a.

En este sentido, Alarcon destacó con seguridad que la consulta de este año para los casos de paludismo puede ascender fácilmente entre 600 y 1000 pacientes diagnosticados.

Entre los pocos insumos que aún mantienen se encuentran los tubos tapa roja, esenciales para sacar la sangre al paciente y que obtuvieron gracias a donaciones. Sin embargo, dentro de poco, ya en los meses de junio y  julio, tienen que volver a comprar una nueva cantidad para sustituirlos.

Como consecuencia de los robos, los pocos recursos económicos que contaban para comprar y sustituir los reactivos para las pruebas de los pacientes fueron desviados a la compra de los insumos básicos perdidos.

“Nosotros no tení­amos un gasto de cableado, ni aires acondicionados, entre todo lo demás. La prioridad es solventar por ahora las necesidades básicas que son seguridad y electricidad, estando aún muy carentes de esos recursos.”, explicó la directora.

Alarcon Noya acota que con la ayuda de la Asociación de Egresados de la Universidad Central de Venezuela se pudo cubrir las instalaciones con una seguridad privada, la cual junto a la seguridad de la universidad ha logrado mantener bien la seguridad a pesar de que no se han erradicado por completo los hurtos.

A pesar de eso se han reemplazado, por medio de donaciones, muchos de los objetos sustraí­dos. Por ejemplo, la Asociación Venezolana Alemana (AVAS) les entregó algunas computadoras. Otras personas, que no quisieron quedar registradas, donaron seis puertas de seguridad y el Centro Médico de Caracas les facilitó un aire acondicionado Split.

Alarcon aprovechó la oportunidad e invocó la solidaridad de las personas al momento de recordar que a través de la Asociación de Egresados de la Universidad Central de Venezuela están aceptando donaciones, tanto en moneda nacional como en dólares.

*Alessandra Chomiak es estudiante de la Universidad Monteávila

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