Rosales y Un Nuevo Tiempo se desvanecen en el mapa polí­tico

Manuel Rosales

Ibrahí­m Gil.- 

Rosales duró seis años exiliado en Perú, hasta 2015. Foto: YVNOTICIAS

Meses después de haber perdido las elecciones por la gobernación del estado Zulia ante el candidato oficialista Omar Prieto, luego de haber sido alcalde de Maracaibo y gobernador del estado Zulia, se observa  cómo la imagen polí­tica de Manuel Rosales comienza a desvanecerse de la polí­tica nacional.

A veces resuena su nombre mezclado con chismes polí­ticos, no de buena manera, o de algunos movimientos de su partido, como ocurrió recientemente con la salida de 10 diputados de Un Nuevo Tiempo para integrarse al equipo Prociudadanos, de Leocenis Garcí­a.

El abogado y profesor Antonio Rodrí­guez Yturbe comentó acerca del polí­tico: “Fue considerado un tiempo el lí­der natural por proyección polí­tica en Venezuela, sobre todo en el primer decenio de este siglo XXI. De hecho, su partido Un Nuevo Tiempo era el que tení­a mayor cantidad de adeptos. Sabemos que fue candidato presidencial y que perdió esas elecciones.”

Seguidamente señaló el cambio de actitud de Rosales luego de su aprehensión por volver al paí­s durante su estadí­a en Perú: “Manuel Rosales regresa a Venezuela intempestivamente después de su exilio, sabiendo que lo iban a detener en el aeropuerto. Lo cierto es que desde entonces la actitud de Manuel Rosales ha cambiado bastante. De una oposición directa, franca, dura al gobierno, primero de Chávez y luego de Nicolás Maduro, ha cambiado a una posición bastante más conciliadora”,  afirma el experto.

Rosales fue investigado por supuestos hechos de corrupción en los que incurrió cuando ejerció el cargo de gobernador del Zulia. Fue imputado y cuando le correspondí­a presentarse a la audiencia preliminar, donde el tribunal de control determinarí­a si correspondí­a su pase a juicio, se evadió de la justicia. Desde el 2009 permaneció en Perú hasta el 2015, que regresa al paí­s.

Agrega: “Digamos que Un Nuevo Tiempo sigue siendo un partido de oposición, sin embargo, la posición oficial de este partido no es la de una oposición radical, sino la de una oposición a medias. De una aceptación inclusive de condiciones gubernamentales que son inaceptables porque violan de manera flagrante la Constitución venezolana. El hecho mismo de haber dicho que el jurarí­a ante cualquier Asamblea Nacional Constituyente implica per-sé una violación de la norma constitucional, porque la propia ANC fue constituida en forma totalmente violatoria”.

Timoteo Zambrano abandonó las filas de Un Nuevo Tiempo, luego de ser su fundador. Foto. Twitter.

El analista no cree que el lí­der polí­tico ni su partido Un Nuevo Tiempo sobrevivan como opción para los venezolanos, en mayor medida, a raí­z de la actitud de Rosales, que tildó de colaboracionismo con las conductas violatorias a la esencia de la democracia; refiriéndose al hecho de haber aceptado juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente, que observa, es fraudulenta.

“Alguien que acepta violar las normas del paí­s, de la democracia, la Constitución, y de toda la legislación que rige este paí­s tomando como excusa el hecho de que es la única manera que tenemos de protestar no entrega ninguna prueba de que está actuando en pro ni en beneficio de la nación. Si uno quiere cambiar un paí­s, lo primero que tiene que hacer es actuar con rectitud y siguiendo una normativa que respete a sus conciudadanos. La función de un lí­der polí­tico no es ir con la marea; es guiar.”

El doctor en ciencias polí­ticas y profesor Daniel Varnagy recuerda la carrera polí­tica de Manuel Rosales, y el tiempo en que se enfrentó en elecciones al fallecido expresidente Hugo Chávez. En aquella ocasión Rosales fue seleccionado entre otros candidatos por medio de encuestas de opinión pública en lugar de unas elecciones primarias. En el mencionado proceso salió favorecido por encima de Julio Borges y Teodoro Petkoff.

“Manuel Rosales nunca ha sido una persona de buena reputación; vinculado a intereses familiares y comerciales que ha tenido, tanto a nivel nacional como regional. Sin embargo, en algún momento se vio favorecido por su buena gestión en el estado Zulia. El perdió las recientes elecciones, y lo hace en gran medida porque el deterioro en su imagen ya era muy notorio y, también porque se poní­an y se ponen actualmente en duda sus relaciones tanto con la oposición como con el gobierno. El actuó de una manera poco usual. Obtuvo libertad luego de haber estado preso por muy corto tiempo y se le ha visto en una mesa de negociaciones que está de espaldas a las necesidades de la sociedad civil. Muy probablemente no pueda volver a ganar una elección en un buen tiempo.

Cuando se le preguntó por la ví­a por medio de la cual el dirigente polí­tico podrí­a sobrevivir, el profesor Varnagy respondió: “Yo pienso que él va a asumir una participación en una especie de tercera ví­a que estará formada por aquello lí­deres polí­ticos que ya no tendrán vida entre la dirigencia de la verdadera oposición. Son personas que ya están claramente identificadas, como Henri Falcón, que nadie podrí­a definir si son adeptos al oficialismo o a la oposición. Ese es el caso de Manuel Rosales; que dice estar del lado de la oposición, pero que está en perfecta disposición a hacer acuerdo con el gobierno, que vaya en contra de los intereses democráticos de la sociedad civil”.

El profesor Daniel Varnagy opina que Un Nuevo Tiempo no tiene una base social lo suficientemente amplia como para sobrevivir más allá de unos pocos años. Al tener poca estrategia de base, vocerí­a de contundencia y credibilidad. Por lo que es probable que el partido sea abandonado por una buena cantidad de los integrantes entre sus filas.

Recientemente se evidenció una importante fractura encabeza por el diputado Timoteo Zambrano, fundador de este partido polí­tico, quien justificó su decisión al rechazar el camino de la violencia que pretende implementar ciertos partidos. Hoy, Un Nuevo Tiempo ejerce la presidencia de la Asamblea Nacional, luego de un acuerdo preestablecido entre los propios partidos al ganar la mayorí­a del Parlamento en el 2015.

*Ibrahí­m Gil es estudiante de la Universidad Monteávila

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