La incertidumbre se cierne en las aguas del Atlántico Sur

 

Albany C. Hernández L.-

El 15 de noviembre se perdió comunicación con el ARA San Juan. Foto: Ministerio de Defensa de Argentina.

Ya han pasado dos semanas desde el último contacto del submarino ARA San Juan con las autoridades marí­timas de Argentina. Hasta el momento solo se conoce que tres horas después de la comunicación del 15 de noviembre se registró una explosión. Incertidumbre y dolor se ciernen entre los familiares de los 44 tripulantes del aparato, entre ellos la primera mujer submarinista de Latinoamérica, que realizaba una labor de rutina.

Oficialmente ya no hay labores de rescate desplegadas. La búsqueda de sobrevivientes no cesó en 15 dí­as. Más de 30 buques, nueve aeronaves y más de cuatro mil hombres de 18 paí­ses colaboraron, en lo que ha sido llamado una operación de rescate sin precedentes en el Atlántico Sur.

Expertos internacionales se unieron al esfuerzo en un intento por desentrañar el misterio del San Juan y llevar calma a las personas que a diario esperan por información en la base naval; sin embargo, los esfuerzos fueron en vano. Aún se desconoce el paradero del submarino.

En el despliegue de las labores de rescate se incluí­a a un minisubmarino de los Estados Unidos, preparado para el salvamento de tripulación y equipado con cámaras hiperbáricas que no pudo ver acción. Esta semana fue retirado sin siquiera sumergirse. Las labores de búsqueda se concentraron a cuatro mil kilómetros cuadrados de donde se obtuvo el último punto de referencia, a 430 kilómetros del puerto de Comodoro Rivadavia.

La desaparición del San Juan se une a la lista de tragedias marí­timas, que desde el año 2000 no tení­a otro capí­tulo escrito, desde que el submarino soviético Kursk sufrió dos explosiones cuando realizaba labores de maniobras militares en el Mar de Barents, a más de 100 metros de profundidad. El hecho se registró el 12 de agosto y perdieron la vida 144 tripulantes.

De acuerdo con lo reportado por los medios internacionales, hay precisión de que a la nave argentina le ingresó agua al sistema de ventilación al momento de reflotar, lo que generó un cortocircuito, hecho que fue comunicado por el capitán del naví­o en su momento, sin declarar emergencia.

Familiares reclaman respuestas, emprendieron acciones legales en contra del Estado argentino por considerar que en este accidente hay negligencia. Algunos señalan que sus seres queridos les habí­an comentado de la falta  de mantenimiento hacia el submarino.

“Ellos perdieron un submarino… Y no a 45 tripulantes. A ellos les importa la chatarra.  A mí­ todos los tripulantes. #DolorYBronca”, tuiteó Jesica Gopar, el 23 de noviembre, esposa del marino Fernando Santilli, de 35 años, con quien tiene un hijo que acaba de cumplir un año. La pareja tení­a 13 años juntos.

Fernando Santilli, uno de los marinos del ARA San Juan. Foto: Cortesí­a Jesica Gopar.

“Enviaron una porquerí­a para navegar”, afirmó Itatí­ Leguizamón, esposa del operador de sonar del San Juan, Germán Suárez, según recogió El Mundo de España. Otros familiares indicaron que viajar en el San Juan era una ruleta rusa, de acuerdo con las afirmaciones de sus seres queridos. “No creemos que no supieran de antes”, recalca una de las personas que espera por información en la base naval, donde se han presenciado escenas de dolor y desesperanza.

Sin embargo, los responsables de la nave desaparecida aseguran que esta recibí­a el mantenimiento adecuado y necesario. Medios internacionales recogen declaraciones de responsables de la marina, donde señalan que el nivel de mantenimiento, más no la edad, era lo que importaba, y que el buque estaba en buenas condiciones.

En concreto, al submarino se le perdió la pista a unos 430 kilómetros de la costa de Comodoro Rivadavia, a la altura del Golfo de San Jorge, en el Atlántico Sur. “En esa área la profundidad varí­a entre los 200 y los 3.000 metros de profundidad”, indicó en su momento el portavoz de la Armada Argentina, Enrique Balbi, uno de los principales voceros en esta tragedia.

El oficial agregó: que la ruta que debí­a seguir el submarino ARA San Juan era de Ushuaia a Mar del Plata, y –de acuerdo con reportes de la cadena Univision- esta coincide con el lí­mite de la zona económica exclusiva de Argentina, donde comienza “una zona de gran profundidad que llega hasta los 6,200 metros, conocida como talud continental”.

Por los momentos el presidente de Argentina, Mauricio Macri, no se ha pronunciado en torno a este hecho, delegando la vocerí­a en el responsable de la Armado y en su ministro de Defensa. Asimismo ha alterado su rutina pública en respeto al dolor de los familiares.

Mandatarios como Donald Trump y el propio Vladimir Putin han mostrado su solidaridad y han enviado expertos al Atlí ntico Sur.

La espera de los familiares sigue siendo larga, sin promesas, ya hay quienes aceptaron el peor desenlace y solo ruegan porque termine este terrible capí­tulo de sus vidas.

“Me quedó con está imagen. El ser más hermoso que Dios me puso hace 13 años en mi camino. Un héroe que tiene que ser reconocido por siempre y sus 43 compañeros. Que no hayas sufrido amor”, de esta forma se despidió el 30 de noviembre Gopar de su esposo, tras colgar en el tuiter una foto de Santini sonriente junto a su pequeño bebé.

*Albany C. Hernández L ([email protected]) es estudiante de la Universidad Monteí vila.

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