En tono menor | Dios basta

Alicia ílamo Bartolomé.-

Quien a Dios tiene nada le falta. Foto: photopin (license)

Tenemos tantos motivos para perturbarnos en la Venezuela de hoy -tan desgraciadamente acontecida de escasez y de maldad- que debemos todos hacer un esfuerzo sobrehumano, y por lo tanto sobrenatural, por salir adelante, no dejarnos vencer del desaliento, sino picar espuelas en el espí­ritu para que cabalgue victorioso hacia la paz, diciéndose y diciendo a los demás nada te turbe…

Sí­, te espantas, cuando ves a seres humanos y animales escarbando en la basura para comer algo, mientras la comida se pudre en los contenedores del negocio ilí­cito. Te espantas, cuando te cuentan que en Maicao, en la frontera con Colombia, hay galpones repletos de medicinas venezolanas baratas que son vendidas a altos precios en el paí­s vecino. Te espanta  la mortandad de los neonatos, los niños desnutridos desmayándose en la escuela… Y no debes asombrarte ni comunicar desconcierto ni tristeza, ten fe, confianza, nada te espante.

Son tiempos difí­ciles, tiempos de indignación e impotencia. Un gobierno desalmado, insensible ante el dolor del pueblo, no sólo ví­ctima de todas las carencias, sino mártir a manos de la delincuencia, la policí­a, la guardia nacional, los colectivos armados. Sangre inocente corre por las calles, por las escalinatas sin fin de los barios marginales y hasta bajo las alamedas de las urbanizaciones. Una desgracia ya muy larga, parece eterna, pero no, cobra ánimos, hay un futuro, todo se pasa.

Te parece que Dios duerme, que se olvidó del mundo, que abandonó esta patria. ¿Dónde está nuestra Madre del manto rojo? ¿La  hundió en la quebrada con todo y Niño el cacique Coromoto? El Niño es Dios, ¿por qué no se levanta y viene a levantarnos de esta inmundicia? Conjeturas todas humanas, sin visión de cielo, producto de la desesperación, de la ausencia de fe, de la falta de piedad y de confianza en la oración. Se te olvida que Dios no se muda.

Impaciente, atolondrado, no haces las cosas bien por terminarlas antes. Chapuzas que Dios no quiere, ansí­a de ti, si no la imposible perfección, al menos la intención de alcanzarla. Eres culpable del trabajo mal hecho, de la misión no cumplida, del descuido, del abandono por pereza, la falta de responsabilidad, ¿y pretendes que los demás lo hagan bien cuando eres tú uno de los primeros en fallar? Te falta tesón, ilusión y perseverancia, en cambio la paciencia todo lo alcanza.

Una sociedad sin Dios. Un olvido de la religión, la moral, las buenas costumbres, la honradez, la lealtad, la palabra de honor. Molicie, hedonismo, sensualidad, avaricia, gula de poder y dominio, explotación del débil, mercantilismo, monopolio, revancha, venganza, egoí­smo, egocentrismo… pero  no hay felicidad, ni paz, ni perdón, ni fraternidad, ni convivencia armoniosa porque Dios no está y, sin embargo, quien a Dios tiene nada le falta.

Luz, camino, esperanza, optimismo, í­mpetu de lucha, entrega alegre y briosa para alcanzar la victoria, el sosiego, la meta, las estrellas. Caridad, la mano tendida al otro, al tú necesitado de escucha, de comprensión, de solidaridad… ser en el Ser, unión indisoluble, ¡y anegarse en el Amor…! Sólo Dios basta.

Nada de turbe,

Nada te espante.

Todo se pasa.

Dios no se muda.

La paciencia

Todo lo alcanza.

Quien a  Dios tiene

Nada le falta.

Sólo Dios basta.

Santa Teresa de Jesús

* Alicia ílamo Bartolomé es decana fundadora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación e Información de la Universidad Monteávila.               

Un comentario sobre “En tono menor | Dios basta

  1. Esa oración acompaña a muchos. Es mía muchas mañanas antes de salir, curiosamente estos tiempos resuena en mi de forma más frecuente.

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