Fantástico mi planeta | Han sido unos años maravillosos

Marcos Pantin.-

"Pude convivir con una generación de estudiantes extraordinarios". Foto: Cortesí­a UMA
“Pude convivir con una generación de estudiantes extraordinarios”. Foto: UMA/Cortesí­a

La Capellaní­a es un servicio que ofrece la Universidad Monteávila a los que libremente deseen una atención espiritual o religiosa.

La asistencia que brinda la Capellaní­a reconoce y respeta los credos y opiniones de cada persona. Está a disposición de todos los que integran la comunidad universitaria y, en la medida de lo posible, alcanza también a sus familias.

Para la Capellaní­a tiene una importancia especial impulsar la relación de cada persona con Dios, por tanto se facilita a quien lo desee la asistencia diaria a la Santa Misa y la administración o preparación para los Sacramentos de vida cristiana: Bautismo, Confirmación, Confesión, Eucaristí­a y Matrimonio. El oratorio de la universidad está abierto durante todo el dí­a para quieran acercarse a orar.

Los capellanes están disponibles para atender consultas y dar orientación o facilitar bibliografí­a en temas filosóficos y teológicos. Quien libremente lo desee también puede acudir al capellán para recibir una dirección espiritual que lo oriente en su vida cristiana.

El Consejo Superior de la Universidad Monteávila encomendó la Capellaní­a a la Prelatura del Opus Dei. A su vez, la Prelatura propone (designa) los sacerdotes que trabajarán como capellanes.

Desde el inicio de su funcionamiento la universidad ha tenido varios capellanes que han dado su apoyo a la comunidad universitaria de acuerdo con la finalidad que el Consejo Superior asignó a la Capellaní­a.

Tuve la fortuna de ser capellán desde 2005 a 2016. Han sido unos años maravillosos. He sido testigo del trabajo entusiasta y generoso de las autoridades, profesores, personal administrativo y del personal de apoyo para hacer realidad el proyecto UMA en tiempos muy difí­ciles para todos en Venezuela. Pude convivir con una generación de estudiantes extraordinarios, sorprendentes por el amor y la valentí­a con que asumen sus estudios y se plantan frente a un paí­s en crisis.

Estos años he tenido la alegrí­a ver a muchos acercarse a Dios. He escuchado sus cuentos compartiendo sus alegrí­as, esfuerzos, tristezas y esperanzas. He podido celebrar sus bodas, bautizar sus hijos, atender a sus familiares. Hubiera querido hacer mucho más, sobre todo por sus familias.

Rezo a diario por todos los de la UMA y sé que la Capellaní­a seguirá prestando el mismo servicio con una dedicación y afecto que crecerá con el tiempo.

* Marcos Pantin fue capellán de la UMA.

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